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En más de una ocasión he atendido a personas que experimentaban de vez en cuando, muy de vez en cuando, salidas de tono o enfados breves pero intensos que le dejaban sintiéndose culpables y avergonzados.

Estas salidas de tono no solo les afectaban a ellas si no también a las personas de su alrededor.

En muchos casos estos problemas de ira o enfado vienen acompañados con dificultades a la hora de encarar el conflicto, veamos de qué va todo.

¿Porqué tenemos problemas con el conflicto?

Las razones son distintas para cada persona, pero es cierto que hay un patrón que a menudo se repite.

Los humanos aprendemos sobre el mundo toda la vida, pero lo aprendido en la infancia sienta bases sólidas.

Es por ello que es común encontrar en la historia personal temprana de las personas que tienen dificultades para afrontar el conflicto elementos como:

  • Una de las figuras de apego tuviese reacciones particularmente violentas, dramáticas o que daban miedo en respuesta a cualquier conflicto.
  • Un dinámica en el hogar en la que nunca se hablaba de los problemas o los conflictos, y se hiciese como si nada hubiera pasado hasta que el tiempo los deje en el olvido.
  • Quizá había problemas «más importantes» en casa (enfermedades, problemas económicos, etc.) y por lo tanto hablar de sus necesidades era algo que aprendimos a evitar.

Las personas que tienen problemas con el conflicto aprendieron en algún momento que confrontar al otro, ya sea ponerle un límite o pedirle cualquier cosa, iba a traer más problemas de los necesarios, así que en lugar de eso, ceden, no piden, no contradicen e intentan ocupar poco espacio.

Aunque estos aprendizajes pueden jugar un papel muy importante, nuestra relación con el conflicto también viene mediada por otros factores ambientales como por ejemplo los roles de género.

¿Qué tiene que ver esto con el enfado o la rabia explosivas?

Cuando no nos permitimos expresar nuestro dolor, las cosas que nos molestan. Cuando no ponemos límites a las personas que nos hieren. Cuando no pedimos nada de los demás y nos hacemos cargo a solas de todo.

Vamos cargándonos, como un volcán, como una olla express, como un globo que se hincha más y más. El estrés, la presión, el dolor, la incomodidad van creciendo hasta que revientan.

Cuando nuestro jefe nos trata mal, en casa nos acabamos encargando de casi todas las tareas, vamos por la vida intentando molestar lo menos posible y un día se nos cae el café encima no sería extraño que gritásemos insultos y reventásemos la taza contra el suelo.

¿Qué podemos hacer?

La idea es simple, tenemos que aprender a reconocer qué cosas van aumentando la presión para así poder encararlas, reducir la presión y así no llegar a explotar.

Expresión emocional y de necesidades

Para poder encarar aquellas cosas que nos están cargando deberemos ser capaces de identificar y expresar nuestras emociones de manera efectiva con tal de mejorar nuestra situación, ya sea reduciendo u eliminando las cosas que nos dañan o pidiendo y obteniendo aquello que nos hace bien.

Para ello deberemos:

  • Reconocer nuestros estados emocionales, insatisfacción y niveles de estrés.
  • Identificar nuestras necesidades. ¿Qué necesito que cambie en mi vida para mejorar cómo me siento? ¿Qué me está sobrecargando, hiriendo y/o molestando?
  • Comunicar dichas necesidades. Puede tener forma de: Pedir ayuda. Tomar distancia de gente o situaciones que te hacen mal. Establecer límites claros tanto a otros como -a veces- a ti mismo.

Tú puedes

Por supuesto, si tienes problemas con el conflicto, el último paso (Comunicar) puede resultarte el más difícil.

Es por ello importante entender que si toda tu vida has estado intentando evitar el conflicto en la medida de lo posible ahora tu cuerpo (y sistema nervioso) reaccione ante la posibilidad de hacerlo.

Por lo tanto, no te sorprendas si te pones nerviosa. O si te sientes raro. O procrastinas. Estás aprendiendo algo nuevo, algo que inicialmente te daba miedo o resultaba incómodo.

Abraza esa incomodidad inicial ya que es parte necesaria del proceso, no te machaques si procrastinas y persiste.

Puede ayudarte empezar por cosas fáciles. Desde pedirle cosas a un camarero, a comunicarle a una persona que te quiere algo pequeño que te molestó o que prefieres que hagan distinto.

La gestión emocional es importante en los problemas con la rabia

En los pasos de reconocer e identificar anteriores encontramos claves para la gestión emocional y el control de la rabia.

Muchas veces (particularmente en los hombres) carecemos de las herramientas y el «permiso» para escuchar y expresar nuestras emociones de manera asertiva.

Aprender a gestionar nuestras emociones es esencial para que no se vayan acumulando y nos pillen por sorpresa generando problemas innecesarios.

Tienes en el blog artículos como el del párrafo anterior o este que te pueden ayudar.

Conclusión

Hoy hemos visto qué relación puede haber entre los problemas a la hora de encarar el conflicto y la presencia de problemas con el enfado o el control de la ira espontánea.

A veces aprendemos temprano en la vida que el conflicto puede ser peligroso, demasiado doloroso o simplemente algo tabú. A partir de entonces nos guardamos todo aquello que nos hiere, evitamos molestar al otro con nuestras necesidades y nos sobrecargamos con responsabilidad y emociones no resueltas.

Esta sobrecarga puede llevarnos a que de vez en cuando estallemos con comportamientos agresivo completamente fuera de lugar, lo cual no sólo afecta a las personas de nuestro alrededor si no que además nos puede dejar avergonzados, culpables y arrepentidas.

Para poder romper el ciclo debemos aprender a escuchar nuestros estados emocionales, nuestros estrés y necesidades. Una vez sabemos qué nos está afectando comunicarlo de manera asertiva y actuar en consecuencia nos permitirá liberar algo de presión para que el volcán no erupcione.

Muchas personas acuden a terapia para mejorar su gestión emocional y la manera en la que encaran el conflicto. Si esto es algo que te apetece hacer puedes contactarnos aquí para recibir terapia presencial en Valencia u online desde cualquier parte del mundo.

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