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Introducción

En este artículo vamos a hablar de cómo podemos tener una relación más sana con nuestras emociones y sentimientos para poder así evitar que nos controlen y afecten demasiado.

Emociones y sentimientos ¿Qué quieren de nosotrxs?

Es posible que si estás peleándote con determinadas emociones como la ansiedad, el miedo o la tristeza (nadie se pelea con la felicidad) a veces te preguntes «¿Por qué me tengo que sentir así» o «¿Por qué me pasa esto?».

Lo cierto es que las emociones están ahí para cumplir múltiples funciones. Puedes leer más en detalle sobre esto en nuestro artículo – para qué sirven las emociones-.

En resumidas cuentas las emociones, aunque puedan incomodarnos o obligarnos a bajar el ritmo o a ser vulnerables ante los demás, son simples mensajeras. Las emociones nos indican que hay cosas que nos están ocurriendo, ya sea en el momento inmediato o en este momento de nuestras vidas, que nos afectan y que requieren que hagamos cosas.

Sin embargo, en esta vida tan ajetreada, además de que se alimentan constantemente nuestros miedos e inseguridades para vendernos cremas y seguros de vida, no hay mucho espacio para estas emociones «negativas» y entonces es fácil caer en el error de pensar que el problema que tenemos son las propias emociones que sentimos por que no nos dejan mantener el ritmo que llevábamos.

Y aquí es donde empieza todo el pastel de la salud mental, de pronto empezamos a hacer ejercicio como locas para no tener ansiedad, no nos quedamos a solas en casa para no llorar, nos inflamos a alcohol y ansiolíticos, intentamos «pensar en positivo» todo el tiempo para que no nos atrapen nuestros demonios. Pero nunca funciona durante mucho tiempo.

Recordemos: las emociones que sentimos son un mensaje de que algo en nuestras vidas requiere cambios y hasta que no actuemos no nos van a dejar de avisarnos.

¿Cómo controlo mis emociones?

La respuesta corta es, no las controlas. Pero no está todo perdido. Como muchas cosas de salud mental, la respuesta que esperas no vas a encontrarla en un video de youtube o en un blog, sencillamente porque la respuesta que esperas no existe.

La respuesta larga es, no controlas tus emociones, pero puedes hacer que estas dejen de controlarte a ti y por lo tanto no importará tanto que estén o no estén.

Vamos a ver algunos de los pasos que puedes empezar a dar para que tus emociones no te traigan por el camino de la amargura.

Conoce bien tus emociones

Una de las cosas esenciales que puede dar un vuelco a la forma en la que te relacionas con tus emociones es conocerlas bien a fondo.

Las emociones están compuestas por determinadas sensaciones corporales, reacciones psicofisiológicas y patrones de pensamiento. Cuando estudias y conoces bien los elementos que componen tu experiencia del miedo, la tristeza o la ansiedad estos dejan de ser entes amenazadores y misteriosos y se vuelven mucho más tolerables.

Las siguientes preguntas pueden ser un buen ejemplo de cómo estudiar y conocer lo que sientes.

Trata de ponerle nombre a lo que estás sintiendo, es posible que haya más de una emoción presente. Si puedes identificarlas, genial. Si no, puedes responder las siguientes preguntas usando «cómo me siento ahora» en lugar de «esta emoción».

  • ¿Cómo se siente mi cuerpo ante esta emoción?
  • ¿En qué situaciones suele aparecer? ¿Qué me la está generando, suelo sentirme así en situaciones similares?
  • ¿Qué hace mi mente cuando me siento así? ¿En qué cosas me fijo? ¿Qué historia me cuento sobre lo que está pasando? ¿Qué recuerdos, imágenes, impulsos, pensamientos aparecen con más facilidad cuando me siento así?
  • ¿Qué comportamientos suelen acompañar estas emociones?

Por ejemplo, digamos que has tenido una ruptura sentimental, quizá lo que sientes.

Si estudias como te sientes en este momento puede que descubras que:
«Siento el cuerpo con poca energía, voy cabizbajo, siento un vacío en el estómago, mis labios están fruncidos, los ojos suelen mirar al suelo, noto un nudo en la garganta.»
«Me siento así cuando recuerdo a mi ex, cuando veo a gente disfrutar en pareja, cuando estoy sola en casa, cuando algo me sale mal.»
«Mi mente me trae a menudo recuerdos de cuando estaba con mi ex, me hace añorar aquellos tiempos, me dice que nada volverá a ser como antes, siento que otras cosas de mi vida no están bien, etc.»
«Veo que me quedo más tiempo en casa, o que no me apetece que me vean así que me recluyo. Me tiro más tiempo en la cama, como más cosas dulces, y veo pelis moñas «

Acéptalas

Normalmente cuando se nos atascan algunas emociones es común que nos hayamos puesto en el modo «resolver» intentando controlarlas o evitarlas. A la minima que sentimos que empiezan a aparecer nos frustramos, agobiamos, resistimos o peleamos con ellas.

Es este no querer ni verlas lo que nos genera el mayor sufrimiento. Por eso uno de los factores más determinantes a la hora de desarrollar una sana relación con tus emociones y por tanto una mayor salud mental es la aceptación.

Con aceptación no nos referimos a resignarnos. Nos referimos a reconocer la realidad de los hechos.

Si yo me levanto por la mañana y al mirar por la ventana veo que llueve y me amargo por completo repitiendo «no puede ser», «no quiero que llueva», «tengo que hacer algo para que deje de llover porque no lo puedo tolerar», voy a estar jodido por que no estoy aceptando la realidad de que llueve. Con las emociones es igual.

Si yo tengo miedo, ansiedad o estoy triste y me digo «no quiero estar así», «esto es insoportable», «cuando se va a terminar?», «quiero dejar de sentirme a toda costa», «hasta que no deje de sentirme así no puedo estar bien» pues voy a estar jodido también, la realidad es que me siento como me siento y aceptarlo se trata únicamente de reconocer esa realidad y no pelearnos con ella.

Te puede gustar más o menos, pero que te sientes de esa manera es indiscutible, y aunque nos encantaría poder controlar nuestras emociones, la realidad es que podemos influirlas hasta cierto punto pero no podemos controlarlas a nuestro antojo, así que cuanto antes puedas aceptar que esté ahí antes dejarás de sufrir innecesariamente.

Dales el espacio que necesitan

Una vez aceptas que la emoción está ahí, puedes darle el espacio que necesita. Con esto quiero decir que si necesitas llorar y estár tirada viendo Sex and the City una semana, hazlo. Si necesitas sentir miedo para hacer lo que quieres hacer, siéntelo. Si estás ansiosa, tómate el tiempo que necesites y solventa lo que tengas que solventar para poder regularte.

Las emociones si no las bloqueamos/evitamos/rechazamos tienen un periodo de expiración. A riesgo de sonar muy Zen, todo fluye y cambia. Cuando no dejamos que fluyan evitándolas, ignorándolas o suprimiéndolas puede que dejen de molestarnos un tiempo, pero tarde o temprano nos pasarán factura. La mayor parte de trastornos de ansiedad se derivan de la evitación de ciertas emociones.

Las fantasía de «tengo que ser fuerte» o «a mi nada me afecta» o «no puedo permitirme parar» o «no quiero sentirme así porque no lo voy a soportar» invitan a conductas de evitación de nuestras emociones que nos hacen sentir bien a corto plazo pero son pan para hoy y hambre para mañana.

Herramientas y consejos para regular mejor tus emociones

Mood trackers

Utilizar un diario o una app para registrar tus estados emocionales te ayudará a tener el hábito de observarte más atentamente para identificar cómo se manifiesta cada emoción en ti. Un ejemplo puede ser How We Feel pero hay muchas más.

Obsérvate a lo largo del día

Utiliza los momentos más rutinarios del día a día (Desayuno, Autobús, Ducha, etc.) para preguntarte “Cómo me siento?” y observar las sensaciones físicas y “en qué está” tu mente en esos momentos.

Explora y dale sitio a esas emociones

Si identificas que estás experimentando determinadas emociones “negativas”, identifícalas, déjate sentirlas y con curiosidad explora qué te están diciendo. Puedes observar internamente que está ocurriendo en tu vida en ese momento que pueda añadir preocupación, estrés, frustración, tristeza, etc. O puedes escribir sobre como te sientes en ese momento y dejar que el proceso de escritura aclare y despeje esos estados emocionales.

Conclusión

Ante determinadas emociones que no son placenteras o que nos obligan a bajar el ritmo es normal que nuestro primer impulso sea el hacer algo para controlarlas, evitarlas, suprimirlas o hacer que se vayan lo antes posible. Sin embargo esto, no solo no suele funcionar, si no que además puede hacer que se cronifiquen y nos causen más sufrimiento del necesario.

Por ello es importante entender que las emociones simplemente nos indican que hay cosas ocurriendo en nuestras vidas que nos están afectando y es posible que tengamos que tomar acción.

Conocer cómo se manifiestan las emociones en nuestro cuerpo, aceptar su presencia y darles el espacio que necesitan para ser procesadas, exploradas y sentidas será la mejor herramienta para ser unos másters de la gestión emocional.

Cada vez más gente acude a terapia para aprender a conocer sus emociones mejor gracias al punto externo que un profesional de la salud mental puede aportar. Si te interesa acudir a terapia puedes contactarnos aquí.

Espero que el artículo os haya sido de ayuda, si queréis comentar o tenéis dudas podéis escribirnos en la sección de comentarios.

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