Skip to main content

Introducción

A veces nos encontramos en situaciones en las que se nos pide que demos una respuesta y, por el motivo que sea, nos bloqueamos y no sabemos muy bien qué responder.

En éste artículo vamos a ver una serie de consejos para poder responder de forma más eficaz ante estas situaciones.

¿Porqué no sabemos que decir?

Conocer el por qué de nuestra dificultad para responder a lo que nos está preguntando o diciendo la otra persona puede ser bastante útil para reconocer dónde nos estamos atascando.

Timidez o ansiedad social

Mucha gente experimenta cierto grado de timidez o de ansiedad social. Para estas personas suele haber la sensación de que hay una forma correcta de relacionarse y de ser ante los demás.

Suelen creer que si no cumplen ciertos criterios como:

  • Ser divertidxs
  • Ser interesantes
  • No crear conflicto
  • Ser útiles o aportar valor a la gente
  • Demostrar calma

Las personas van a rechazarles o evitarlas o enfadarse con ellas.

Las personas que experimentan timidez o ansiedad social suelen estar muy atentas a sí mismas y a como reaccionan los demás en respuesta a sus acciones. Además puede que todo esto se acompañe de un diálogo interno machacón, que no ayuda a nadie.

Esto hace que la sensación de presión y estrés aumente ante situaciones sociales, lo cual suele tener un efecto negativo en sus interacciones ya que se pueden bloquear, empezar a mostrar síntomas de ansiedad y agobiarse por no poder ocultarlos o que se dediquen a beber mucho alcohol (si el contexto lo permite) para desinhibirse.

Dada la alta presión a la que se someten, cuando son confrontadas con un comentario o pregunta que no han anticipado (y suelen anticipar mucho), puede que se bloqueen y no sepan qué decir, y al pasar esto se pongan aún más nerviosas y se bloqueen más.

Miedo a ser juzgados

Puede que nos resulte de cierta importancia la imagen que la otra persona pueda tener de nosotrxs y, el dar nuestra opinión o responder a según qué preguntas, sea una situación que no podemos resolver de forma rápida y sin pensar.

Nos pillan por sorpresa

Quizá no esperábamos tener que responder a cierta pregunta o comentario y por un momento nos quedemos en blanco por que literalmente no sabemos qué responder.

Vamos a mil

Puede que en el momento en el que se nos requiere la respuesta estemos a mil, con estrés y muchas cosas en la cabeza y ante una pregunta determinada, nuestro cerebro no de más de si y no sepamos qué decir, ni por donde empezar a pensar en ello.

No queremos herir los sentimientos del otro

Puede que no sepamos que decir porque pensemos que si somos honestos vamos a herir los sentimientos de la otra persona.

¿Qué podemos hacer?

Bueno según la situación podremos afrontarlo de una u otra manera.

Cuando nos bloqueamos

Cuando nos bloqueamos es probable que tu primer impulso sea meterte presión para contestar o incluso empezar a machacarte.

Hay que ser consciente de cuando nos ocurre esto e intentar echar el freno, entender que, bueno, estamos bloqueados pero que no hay prisa en contestar ni probablemente la urgencia sea tan grande.

Permítete unos segundos,esto te ayudará a calmarte, y cuando puedas, si sabes lo que quieres decir, responde.

Cuando nos preocupa equivocarnos o realmente no tenemos ni idea

No hay nada de malo en ser honestxs si aquello que nos preguntan se escapa a nuestro conocimiento podemos hablar con sinceridad y admitir que no sabemos la respuesta.

Si por lo que sea sentimos que no podemos admitir nuestra ignorancia quizá haya que replantearse la posición en la que te encuentras con relación a esa persona o situación. ¿Estás en un trabajo al que has llegado a partir de mentiras u ocultando la verdad? Lo más probable es que tu problema no sea solo no saber responder, si no haberte posicionado en un contexto excesivamente estresante y demandante que sobrepasa tu capacidad.

Sea cual sea el caso, por lo general, ser honestxs sobre lo que sabemos y lo que no, suele ser la mejor manera de manejarnos en estas situaciones. Normalmente las mayores exigencias y expectativas son las propias. Y si no es así, quizá que se sepa la verdad es la mejor opción a largo plazo.

Puede que las creencias que sostenemos acerca de fallar o equivocarse sean poco realistas y excesivamente rígidas, si es así, hablar con honestidad sobre nuestra ignorancia va a ser muy difícil, pero a la larga, mucho más adaptativo.

Cuando no queremos responder

Si realmente no quieres hablar de determinado tema, puedes intentar desviar la conversación de forma sutil, puede que la otra persona pille la indirecta y no siga insistiendo.

Si siguen insistiendo, siempre puedes directamente expresar de forma asertiva que en este momento no quieres hablar de ese tema, o que en general no quieres hablar de ello.

Conocer tus derechos asertivos es un recurso esencial para poder enfrentar estas situaciones.

Pide más información

Si no tienes muy claro qué responder, no has entendido muy bien que se espera de ti o simplemente quieres ganar un poco de tiempo siempre puedes pedir que te den más información.

Cosas como ¿a qué te refieres exactamente?, ¿qué es lo que quieres saber?, ¿tú que opinas? son buenas opciones genéricas.

Más allá

Muchas veces nuestras dificultades a la hora de expresarnos delante de otras personas suelen venir alimentadas por reglas no escritas que creemos que debemos seguir:

  • No hay que ser egoísta
  • Hay que ser entretenida
  • Hay que ser bueno en todo
  • Equivocarse es malo
  • Tengo que divertirme como las demás
  • Si digo que no voy a herir a la otra persona
  • Soy responsable de como se sienten los demás y tengo que ir con cuidado
  • etc…

Este tipo de reglas, aunque bienintencionadas y probablemente hasta útiles en alguna etapa de nuestra vida, suelen conllevar una negación de nuestra propia identidad, de nuestra espontaneidad. Añaden rigidez y presión y esto a su vez nos hace más ortopédicos, menos espontaneas, menos honestos.

Confiar en el derecho de una misma a auto-expresarse, ser vulnerables al exponer nuestras necesidades, ser asertivos a la hora de establecer nuestros límites, serán prácticas muy valiosas a la hora de relacionarnos con el mundo (y nosotras mismas). Este libro sobre asertividad puede serte de ayuda.

Entendemos que no es nada fácil a veces, si lo fuera ya lo estarías haciendo, pero desde luego merece la pena intentarlo.

Cada vez más personas acuden a terapia para trabajar en mejorar la calidad de sus relaciones. Si te interesa desarrollar a través de la terapia estas habilidades, conocerte mejor y saber desenvolverte más cómodamente en tus relaciones sociales puedes contactar con nosotros a través de nuestra web.

«Este artículo puede contener enlaces de afiliados de Amazon. Si realizas una compra a través de estos enlaces, recibiré una pequeña comisión sin coste adicional para ti. Esta comisión nos ayuda a mantener el sitio y seguir ofreciendo contenido de calidad.»

Leave a Reply