Tu cerebro va por libre
Nuestro cerebro funciona solo, únicamente somos conscientes de un pequeño porcentaje de la actividad cerebral.
Si alguna vez has intentado sentarte y dejar la mente en blanco es muy probable que no lo hayas conseguido o no lo hayas conseguido por mas de 5 segundos.
Nuestro cerebro constantemente nos lanza pensamientos, imágenes o recuerdos de forma automática.
Es muy común que experimentemos lo que se denomina pensamientos intrusivos. Estos pensamientos aparecen de la nada. Y, en ocasiones, pueden tener un contenido muy contrario a quienes normalmente somos o las cosas de las que somos capaces.
Podrías estar de pié al lado de las vías del tren y que tu mente te dijera «¿Y si saltas?» o que estuvieses hablando con tu suegro en la cocina y te viniese a la mente la imagen de clavarle un cuchillo. O que vieses a alguien por la calle y te imaginases teniendo sexo con esa persona.
Un grupo de investigación observó que el 94% de la población estudiada tuvo un pensamiento de este tipo al menos una vez durante los 3 meses previos al estudio
Evidentemente nunca harías ninguna de estas cosas (bueno quizá la última si), pero a tu mente le da igual, te ofrece la imagen o la idea gratuitamente.
¿Por qué?
¿Por qué mi cerebro piensa cosas que no quiero pensar?
Por la misma razón que piensa cosas que te da igual pensar. Tu cerebro contiene billones de conexiones neuronales que son activadas de forma caótica en su mayor parte. Algunas de estas conexiones aparecen en tu consciencia como pensamientos intrusivos.
La movida es que, si de normal a mi me preocupa la idea de si soy una buena persona, o de si soy una pervertida, o de que si me estoy volviendo loco. Cuando aparezca un pensamiento intrusivo que pueda alimentar esa narrativa mis alarmas van a saltar.
Si ninguna de esas cuestiones me preocupase o formase parte de mi visión de mi misma aunque apareciese un pensamiento intrusivo de este tipo probablemente pasaría sin pena ni gloría como lo que es, un pedo mental.
Si el pensamiento me ralla, puede que quiera intentar suprimirlo, hacer que desaparezca, evitar que surja de nuevo. Por desgracia, existen multiples estudios que muestran que intentar suprimir ciertos pensamientos normalmente provoca el efecto contrario y hace que surjan con más frecuencia. Nuestro cerebro es bastante cabrón y paradójico.
¿Cómo se si mis pensamientos intrusivos son un problema?
Los pensamientos intrusivos como tal no son un problema, los pensamientos en última instancia son “solo” pensamientos.
Cuando se generan problemas relacionados con este tipo de pensamientos suele ser debido a la forma en la que la persona reacciona ante ellos.
Si reaccionamos intentando evitar, suprimir o alejar estos pensamientos de forma rígida, insistente y ansiosa podemos propiciar un problema.
Dado que no podemos controlarlos e intentar hacerlo suele tener un efecto rebote puede que sintamos que estamos jodixxs, como sentimos que tenemos un problema y no conseguimos controlarlo ni “solucionarlo” cada vez nos sentiremos más atrapadas y perseguidos por este tipo de pensamientos. Lo cual aumentará nuestra ansiedad y con eso toda una bolsa de mierda importante.
Es normal que ante estos pensamientos, especialmente si tocan con miedos e inseguridades, nos alarmemos y queramos incurrir en conductas de control y evitación.
No obstante debemos ser conscientes de que este tipo de respuestas son problemáticas y no van a ayudarnos si no que probablemente causen el efecto contrario.
¿Y qué hago cuando tengo pensamientos intrusivos?
Bueno, como muchas cosas en psicología la Salud está en aceptar.
Aceptar que el pensamiento está, es una realidad que aparece el pensamiento y no hace falta que lo suprimamos, lo evitemos o queramos controlarlo.
Puede que nos resulte desagradable y que prefiriésemos que no aparezca pero como es normal no vamos a intentar suprimirlo de manera compulsiva ni a creer que estamos locos, somos unas asesinas o que nos debe pasar algo grave.
Observar el pensamiento sin juzgarlo, sin querer controlarlo sin esperar que se vaya en seguida será la mejor forma de lidiar con ellos.
Cuando aprendemos que no pasa nada ni significa nada que aparezcan estos pensamientos nuestra reacción ante ellos será más sosegada ya que no se nos saltarán las alarmas.
Cómo nos da igual no estaremos preocupándonos de si parecen o no y entonces irán apareciendo probablemente menos y menos conforme pasa el tiempo. En cualquier caso si reaparecen nos da igual y no es problema.
Suena paradójico porque siempre tenemos el impulso de solucionar todo lo que pensamos que es un problema, la cosa está en que no son un problema, son un fenómeno normal que le ocurre q la mayor parte de la población.
Solo se convierten en un problema cuando luchamos, controlamos, nos preocupamos porque pensamos que nos definen, etc.
Distintas técnicas de mindfulness y aceptación pueden ayudarte a poner en práctica este tipo de habilidades cuyos beneficios se extienden más allá de los pensamientos intrusivos.
Este libro puede ser un buen recurso para poner en práctica estas técnicas de mindfulness.
En conclusión
La aparición de pensamientos desagradables, o muy locos, o en general de cualquier tipo es algo normal.
Tener pensamientos intrusivos sobre cosas que jamás haríamos o que nos resultan muy chocantes es algo que le ocurre a la mayoría de la población. Esto no es un problema.
Los problemas pueden surgir si ante la presencia de tales pensamientos empezamos a reaccionar intentando suprimirlos, controlarlos o evitarlos. Probablemente se genere un efecto rebote y sintamos que los tenemos con más frecuencia. Ante esto nos sentiremos que estamos jodidos porque aquello que queremos parar no para y esto nos dejara sintiendo que estamos indefensos y que no podemos escapar.
La solución pasará por entender que los pensamientos son normales, que son solo pensamientos por muy desagradables que sean. Si aceptamos la existencia del pensamiento sin añadirle toda la capa de juicios de «me pasa algo grave», «debo estar volviéndome loca», «quiero que paren» u otras formas de «lucha» con el echo de que estos pensamientos aparezcan.
Poner en práctica actitudes de Mindfulness puede ser una buena forma de encarar dichos pensamientos con herramientas que te permitirán no convertirlos en un problema.
Cada vez son más las personas que acuden a terapia ya que puede ser una herramienta muy potente a la hora de aprender a relacionarnos con nuestros pensamientos y emociones de una forma más efectiva.