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Saber decir que no

Es algo que le cuesta a muchísima gente y por muy diversos motivos.

Por un lado, recibimos por parte de nuestra sociedad muchas veces la idea de que el cómo nos sentimos es secundario, se nos invita a hacer las cosas pese a como nos sentimos.

Esto es especialmente cierto en el caso de las mujeres, a las que el espíritu de auto-sacrificio en aras del bienestar ajeno ha sido inculcado (y es) durante cientos de años.

Además la sociedad capitalista no invita a que atendamos a nuestras necesidades emocionales, hemos de estar siempre al pie del cañón «dándolo todo«.

Es posible además que hayamos crecido en un entorno en el que nuestras necesidades no eran escuchadas, o directamente eran castigadas. Quizá uno de nuestros progenitores actuase con victimismo ante nuestros intentos de autodeterminación. O quizás hayamos experimentado ciertos niveles de violencia y nos resulte muy incómodo y difícil conectar con nuestra propia agresividad, la cual es clave a la hora de poner límites y decir «no».

Sea por el motivo que sea, como he dicho, es muy probable que tengamos dificultades a la hora de decir «no» a ciertas cosas y esto tarde o temprano nos pasa factura.

Es por ello que hoy os propongo un ejercicio, extraído del maravilloso libro «The Myth of Normal«, de Gabor Mate, que os ayudará a reconectar con vosotrxs mismxs y con las dinámicas involucradas en vuestra dificultad para decir que «no» en vuestras vidas.

El espíritu del ejercicio

La ropa que llevamos

En este ejercicio vamos a tocar con aspectos que pueden tener sus raíces bien clavadas en nuestra personalidad.

Es importante saber que la personalidad, por muy fácil que pueda ser caer en la «trampa» de identificarnos con ella, no somos nosotrxs. Nuestra personalidad es una mezcla de rasgos propios genuinos y distintos mecanismos de adaptabilidad que desarrollamos durante nuestras etapas formativas y a lo largo de la vida.

Podemos pensar en nuestra personalidad como una ropa que vestimos, estando, debajo de esta ropa nuestro «yo» más genuino.

Es útil recordar esto, puesto que para poder cambiar ciertas cosas (como saber decir «no») debemos ser capaces de cuestionar nuestros hábitos y creencias más arraigadas, en la búsqueda de lo que realmente nos mueve y necesitamos. No lo que se «supone» que tenemos que hacer.

Observemos con curiosidad

Te invito a que tomes una actitud de curiosidad genuina y cierta compasión. Aunque la idea no sea juzgarse, merece la pena estar atentxs.

Cuando tocamos con cosas cercanas a nuestra personalidad, a nuestras armaduras es fácil que empecemos a racionalizar, a buscar excusas, a justificar.

Puede que te digas cosas como «no tengo tiempo», «me gustaría trabajar en mi mismx pero es que…», etc. Si es el caso, date cuenta, y pregúntate con curiosidad y compasión qué malestar o incomodidad puede evocar la idea de trabajar en ti mismx en este momento. Puede que temas que no salga bien, que implique salir de tu zona de comfort o que seas confrontadx.

Todo esto es posible, en cualquier caso, machacarse por estas dificultades no te va a aportar nada bueno, es mejor que lo intentes cuando sientas que es tu momento.

Un hábito

Te sugiero que realices este ejercicio de forma regular, puede ser a diario, o semanalmente, pero como mínimo una vez a la semana sería ideal, si no te será muy fácil que sus efectos e importancia pasen a un segundo plano y sigas cayendo en las mismas dinámicas.

Hacerlo antes de irte a dormir, o mientras tomas el café por la mañana suele ser una buena práctica.

Además, hacerlo en papel, en una libreta es recomendado, ya que de esa manera evitamos las distracciones de los dispositivos electrónicos y podemos conectar mejor con el proceso de responder a las distintas preguntas que componen este ejercicio para aprender a decir que no.

Las preguntas

Como he mencionado, este ejercicio consiste en responder a 6 preguntas relacionadas con tu capacidad para decir «no». Responderlas te dará más consciencia de como te relacionas con esta habilidad y con ello, podrás manejarte con más claridad a la hora de poner en practica el decir «no».

1- ¿En las areas importantes de mi vida, a qué no le estoy diciendo que No?

Es decir, ¿en qué momentos, hoy o esta semana, he sentido un «no» que quería expresar pero en ultima instancia me he tragado y convertido en un «si»?

Se especificx y escribe sobre hechos recientes. Ten en cuenta que no hablamos de pequeños olvidos, estamos buscando patrones recurrentes.

Si decidimos conscientemente decir «si» a algo aunque estemos cansadxs o no nos apetezca, no hay problema, puesto que a veces querremos hacer sacrificios.

Estamos buscando esos otros «si» que no nacen desde un deseo genuino, si no de la dificultad de escuchar y respetar nuestros límites.

Probablemente, encuentras estas situaciones principalmente en el ámbito laboral y el relacional.

En el laboral puede que hayas aceptado tareas extra pese a que ya vas un poco de culo, o que te hayas llevado trabajo al fin de semana sacrificando así el tiempo para ti mismx y/o tus relaciones. Puede que no le hayas dicho «no» a un compañero que estaba invadiendo tu espacio personal, o quizá alguien te preguntó su opinión y tu le dijiste lo que pensaba que quería oir, en lugar de lo que realmente pensabas.

En el relacional puede que hayas aceptado alguna invitación a un evento o quedar a tomar algo cuando realmente no te apetece o necesitabas descansar. Puede que hayas tenido relaciones sexuales con tu compañerx cuando eso era lo último que se te pasaba por la cabeza en ese momento. Quizá alguien te pidió ayuda y te lanzaste a echarles un cable sin darte cuenta de que llevas toda la semana trabajando y necesitas relajarte un poco. Quizás necesitas tiempo para ti mismx pero no eres capaz de pedirle a tu compañerx que se encargue de los niñxs esta tarde.

En general pregúntate: ¿Con quien y en qué situaciones se me hace más difícil decir «no»? E incluso si lo digo ¿me cuesta mucho, me disculpo en exceso o lo vivo con mucha culpa y luego me machaco?

2- ¿Cómo afecta a mi vida mi dificultad para decir «No»?

Para aprender a decir no, es importante ser conscientes del impacto que está teniendo en nuestra vida la dificultad para hacerlo.

Principalmente, los efectos de «pasarnos por encima» y no atender a cómo nos sentimos, a lo que necesitamos, nos afectará en 3 areas:

  • Física: en forma de insomnio, dolores de cabeza, problemas digestivos, sarpullidos, pérdida del apetito o atracones, fatiga, etc. En general síntomas relacionados con el estrés y la auto-negligencia emocional.
  • Emocional: Especialmente en la aparición de tristeza, ansiedad, sentimientos de aislamiento, falta de sentido y pérdida de control. También puede aparecer como la ausencia de disfrute de cosas que antes disfrutábamos o el «aplatanamiento» del sentido del humor.
  • Relacional: Lo más frecuente es que aparezca resentimiento hacia las personas y situaciones con las que normalmente nos cuesta decir «no» y poner límites. Es paradójico porque puede que pensemos que lo hacemos para proteger la relación o atender bien a esa situación pero a la larga suele afectar de forma negativa a todas las partes implicadas. El resentimiento se nota y acaba saliendo a veces de forma explosiva.

Puede también ayudar plantear la siguiente pregunta ¿Qué me pierdo en mi vida como resultado de mi dificultad para auto-afirmarme?

3- ¿Qué señales corporales he estado ignorando? ¿Qué síntomas serían una señal de aviso, si prestara atención?

Esta pregunta va en linea con la anterior, pero a la inversa. A partir de atender a las señales físicas, a las manifestaciones somáticas, podemos empezar a entender donde nos hemos estado ignorando, olvidando de nosotrxs mismxs.

Para algunas personas puede ser útil este enfoque, especialmente cuando a nivel cognitivo no llegan a contactar con esa ausencia de límites, de «noes». Al observar su cuerpo, puede que encuentren las señales, de la negligencia a unx mismx.

La idea es llevar consciencia de los distintos síntomas que podamos estar experimentando y preguntarse que «no» que no hemos dicho puede estar relacionado con ellos.

Requiere que nos paremos, lo cual es difícil hoy en día, y escuchemos bien lo que sentimos.

En resumen, poder escuchar nuestro cuerpo y cómo está intentando decirnos que algo no va bien con cómo estamos haciendo las cosas para que prestemos atención a lo que realmente necesitamos.

4- ¿Qué historia hay detrás de nuestra dificultad para decir «no»?

Aquí me refiero a la narrativa, la explicación, la justificación, la racionalización de porque pese a que no nos hace nada bien, continuamos sin poner límites, sin decir «No» cuando lo necesitamos o deseamos.

A veces es difícil descubrir cual es la historia que nos estamos contando. La narrativa subyacente a cualquier explicación siempre tiene que ver con una idea sobre nosotrxs mismxs, el mundo o las demás personas.

La pregunta ¿qué debo creer sobre mi mismx para negar mis propias necesidades de esta manera? puede ayudar. Cualquier respuesta, por especulativa que sea, probablemente se acerque a la historia subyacente.

Algunos ejemplos de estas historias son:

  • Decir que no va a ser demasiado desagradable o decepcionante para la otra persona, soy responsable de como se va a sentir.
  • Decir no, sería admitir que no puedo con ello y que soy débil. Debo ser fuerte.
  • Debo de aportar valor en mis relaciones, ser «bueno«. Si digo que no, me van a rechazar.
  • Si no estoy haciendo o produciendo no tengo valor.
  • Si muestro como soy y lo que siento la gente me va a rechazar.
  • Si le digo que no a (…) me sentiré muy culpable y con razón.
  • Es egoísta pensar en mi mismx y decir «no».
  • Enfadarse esta mal.

Si te fijas, muchas de estas historias son un poco tramposas, porque nos obligan a seguir unas normas que probablemente no esperaríamos que las demás personas siguieran. Es como si fuésemos hipócritas con nosotxs mismxs.

¿Esperarías que alguien te dijese que sí a todo solo por no molestarte? ¿Creerías que un amigo es débil porque necesita tomarse un tiempo para si mismo? ¿Le dirías a tu hijx que es no vale para nada si no estuviese constantemente siendo «útil«?

Probablemente no.

5- ¿Donde he aprendido estas historias?

Normalmente nuestras creencias más profundas y la forma en la que nos relacionamos tienen su origen en nuestras etapas de desarrollo tempranas.

El vínculo que establecemos con nuestras figuras de apego es de vital importancia (literalmente) así que aprendemos muy temprano las normas de interacción que permiten ganarnos su cuidado o sentir que estamos seguros con ellos.

Nuestros padres y madres, como seres humanos que son, son imperfectos y es muy probable que sin darse cuenta y con la mejor (o peor) intención nos hayan inculcado ideas de mierda como las siguientes.

Ideas como «no voy a molestar», «lo que me pasa no es importante», «si digo que no voy a hacer daño a la otra persona», «la gente buena es sacrificada», etc. surgen en este tipo de entornos.

Esta pregunta nos pide que miremos de forma honesta a nuestra infancia, no como nos hubiese gustado que fuese, si no como realmente ha sido.

6- ¿Cuándo he ignorado o negado un «Si» que quería ser dicho?

Si callarnos los «No», puede hacernos mal, también puede hacerlo el callarnos un genuino «Si!».

¿Qué has querido, hacer, decir, manifestar o crear y no lo has hecho en nombre de algo que «deberías» (o no) hacer, o por miedo? ¿Qué deseo de explorar, de jugar has ignorado? ¿Que placeres te has negado por creer que no los merecías?

Igual que con el «No», pregúntate, ¿qué creencia me impide afirmar mis impulsos creativos, de exploración, disfrute o crecimiento?

Puede que sientas que tienes que estar siempre trabajando en cosas «importantes». Que disfrutar es egoísta. Que las cosas solo se pueden hacer «bien» si no no merece la pena hacerlas. O que «no tienes tiempo» para tonterias.

Cierre

Para aprender a decir «no» hemos de ser conscientes de las creencias que sostienen estas dinámicas de negación de la propia autenticidad, de las propias necesidades, del propio sentir.

Estas narrativas son falaces, y no se suelen sostener cuando las inspeccionamos. Pero igualmente, son potentes y recurrentes. Es por ello que hay que estar atentexs, y darnos cuenta de cuando caemos en viejos patrones automáticos.

Como toda habilidad, lleva su práctica, y de vez en cuando se nos olvidará o nos será demasiado difícil. Pero si persistimos poco a poco nos será más natural y sencillo.

Como siempre, en todo camino de autodescubrimiento y crecimiento la ayuda de un buen terapeuta puede ser un apoyo fundamental que allana el camino. Cada vez más gente acude terapia. Si a ti te interesa acudir a terapia, puedes ponerte en contacto con nosotrxs.

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