¿Qué entendemos por autocompasión?
En la vida, inevitablemente vamos a pasar por momentos difíciles y dolorosos. Esto es un hecho.
Es habitual que ante tales situaciones tendamos a responder de las siguientes formas:
- Luchando con, o queriendo evitar el dolor/sentimientos desagradables que estamos experimentando
- Dejando que el dolor y la dificultad nos dominen y nos dejen derrotados
- Intentar negar que el dolor está ahí y hacer como si nada
- O ponernos en modo automachaque y criticón tratándonos bastante mal
La autocompasión sería otra de las respuestas posibles ante estos momentos difíciles y consistiría en: Reconocer nuestro dolor y tratarnos con una amabilidad y cuidado genuinos.
¿Qué tipo de amistad quieres ser?
Para ilustrar en qué consiste la autocompasión podemos utilizar la metáfora de los dos amigos.
Imagina que estás pasando por una época jodida en tu vida, tienes bastantes problemas y dificultades. Todo lo que podría salir mal, ha salido mal. En resumen, la vida es una mierda en este momento.
Mientras navegas este momento vital, ¿qué tipo de amistad querrías tener a tu lado?:
- Maripili que dice: «bah! cállate ya pesada con tus problemas. Deja de quejarte y espabila. Otras personas lo pasan peor que tu, de qué te quejas? No seas tan debilucha. Ajo y agua.»
- Elena que dice: «Joder parece que lo estás pasando bastante mal. Que duro. Con lo que estás pasando, cualquiera estaría teniendo dificultades. Quiero que sepas que estoy aquí para ti. Puedes contar conmigo.»
Normalmente, la mayoría, elegiríamos a alguien como Elena (aunque habrá quien se decante por Maripili). Pero a menudo, cuando se trata de como nos tratamos a nosotros mismos. Lo hacemos más como Maripili.
Y esto por lo general, no solo no nos ayuda si no que probablemente nos dificulte el transitar por estos momentos vitales.
Así que veamos como podemos empezar a poner en práctica un poco más de autocompasión en nuestra vida.
Los 6 elementos esenciales de la autocompasión
1- Reconoce la herida
Reconoce que estás pasando un momento jodido, doloroso y/o difícil. En lugar de:
- Hacer como si nada
- Ponerte a hacer otras cosas sin parar
- Dedicarte a comer de forma emocional, beber alcohol, follar sin ton ni son o limpiar la casa de forma compulsiva…
Párate un momento y observa lo que te está ocurriendo.
2- Se humano/a
Las emociones dolorosas, el sufrimiento, la tristeza, el miedo, el enfado, la ansiedad. Son parte de ser humano. Son parte de estar vivos.
No son algo con lo que debemos luchar, algo de lo que nos debemos deshacer o una señal de que estamos defectuosos, locos o no somos válidas.
3- Desarma al Bully
A veces cuando cometemos errores, nos rechazan, fallamos, metemos la gamba, cuando no actuamos como pensamos que deberíamos, etc. Tendemos a machacarnos como hacía Maripili.
Toma consciencia de cómo te hablas en estos momentos en los que no estás al 100%. Es probable que te estés llamando vago, o debilucha, o quejica, o dándote con una vara para que te pongas las pilas.
Esta forma de hablarte, no sólo no te va a ayudar si no que también es un derroche de energía y atención que no vas a poder dedicar a hacer frente a las cosas realmente importantes. Además añadirán presión y estrés y esto te bloqueará y dificultará el poder mejorar.
4- Sostente con amabilidad
Cuando lo estamos pasando mal, tratarnos con amabilidad como lo haría nuestra amiga Elena del ejemplo al principio. Es una herramienta muy necesaria.
Así que intenta aplicártelo, trátate como tratarías a una persona que realmente te importa y a la que quieres que lo está pasando mal.
5- Hazle sitio al dolor
Normalmente ante el dolor y las emociones difíciles tendemos a la evitación, a querer que desaparezcan y a distraernos.
Esto suele hacer que se nos quede atascado todo dentro, y aunque a corto plazo nos alivia, a largo puede generar problemas y probablemente acabe pasándonos factura. Otras veces, el luchar con cómo nos sentimos no solo no nos alivia a corto plazo si no que nos genera más malestar ya que sentiremos que no nos funciona.
Ante esto, aunque parezca paradójico, la mejor opción es hacerle sitio a este dolor, a estas emociones. Cuando nos sintamos así, olvidémonos de distraernos, de machacarnos o de querer controlar lo que sentimos. En su lugar, recibámoslo, hagámosle sitio. Dejémoslas estar.
Si les damos su lugar cuando aparecen, poco a poco nos iremos sintiendo mejor.
6- No estamos solos
Si prestamos atención, veremos que no estamos solas en nuestro sufrimiento. El dolor y el sufrimiento son una parte inevitable de la vida y nos toca a todos y a todas.
Tomar consciencia de esto nos ayudará a sentirnos menos aislados, raras y perdidos. Formamos parte algo más grande y no estamos solos en ello.
Para terminar
Empezar a tratarnos mejor es un proceso que llevará un tiempo. Normalmente tendemos a tratarnos siempre de una misma manera, que durante nuestra vida nos ha servido para sobrevivir y lidiar con la realidad que nos rodea.
Pero hay momentos en los que la forma de siempre no nos sirve o nos está jodiendo aún más la vida.
Tomar consciencia de cómo te tratas e internar hacerlo de una forma más amable es una práctica que poco a poco irá asentándose en tu carácter y te hará la vida más fácil cuando inevitablemente te topes con un bache.
Acudir a terapia, como cada vez más gente hace, siempre es una buena manera de ganar conciencia de los patrones en los que caes a la hora de relacionarte contigo misma. Conociéndote mejor podrás ganar más control sobre tu vida y empezar a moverte hacia aquello que quieres. De una forma más sana, plena y efectiva.
Este artículo ha sido influenciado fuertemente por la obra de Russ Harris, sobre Terapia de Aceptación y Compromiso.
¡Hasta la próxima!
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